Paseando
por
caminos de tierra,
alzando
el polvo
de
tantas huellas
olvidadas,
descubro
cada día
el
valor del tiempo
No
importa nada
cuando
nada es urgente,
salvo
la pausa
y
el sonido de la calma
entre
las sombras
de
unos árboles protectores
Es
entonces,
cuando
las saetas
de
las prisas enquistadas
se
ralentizan
y
se relativiza el tictac
de
la rutina
Y
saboreo
ese
minúsculo instante,
relamiendo
cada gota
de
su néctar,
esbozando
una sonrisa
en
las arrugas de mi piel,
y….
…
no importa nada,
salvo
ese sublime sosiego
De "Alambique de vestigios"
Editorial Quadrivium
Francisco J. Picón
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