Caminas
por las aceras
de
una ciudad cualquiera
y
miras en la distancia
tantas
soledades
colectivas
Observas
un hombre,
descuidado
y absorto
en
su mundo de prisas
y
estrés,
avanzando
entre
el
gentío hacia
ninguna
parte
Te
detienes junto
a
un portal vacío
a
mirar los cristales
y
ver la vida pasar
a
través de su reflejo
En
la otra acera,
un
vendedor de cupones
proclama
la suerte
efímera
del dinero
y
el azar
Las
soledades colectivas
avanzan
en el día a día,
ignorantes
y
orgullosas, sin rumbo
definido
En
las ciudades
cualquiera,
las
aceras nunca
están
solas,
se
abarrotan de huellas
de
anonimatos
y
ausencias
Y
tú sigues caminando,
absorto
en tu soledad,
pagado
de ti mismo
pues
crees saber
que
no estás solo.
Ignorante
tú,
¡como
tantas soledades!
De "Alambique de vestigios"
Editorial Quadrivium
Francisco J. Picón
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